Cinco tipos de post sociales en los que nunca deberías hacer clic

Las vacaciones, el tiempo libre, el pasar más horas delante del ordenador contando nuestras peripecias en el destino vacacional, el tener más tiempo hablando con amigos… Todos estos son factores que indudablemente nos hacen ser más sociales en estas fechas y aumentar el número de minutos que estamos conectados a redes como Facebook o Twitter. Y también es la época del año en la que más infecciones se producen porque, al igual que nosotros, los malos que intentan robarnos la identidad, nuestros datos de tarjetas de crédito y hasta nuestra ropa interior si nos dejamos, también siguen desplegando sus dotes de ingeniería social para conseguir sus propósitos.

Sí, ya sé, es muy difícil a veces no caer en la tentación de hacer clic en un suculento tweet que nos llega en forma de titular amarillo, o en ese post de Facebook que comparte con nosotros un amiguete al que conocemos y que nos promete reírnos a raudales viendo un vídeo. Aquí está la verdadera dificultad: en saber distinguir claramente qué contenido es verdadero y lícito y cuál no lo es.

Por eso, te damos cinco pistas que te pueden ayudar a resolver el dilema si te encuentras con alguna de estas publicaciones, ya que tomarte un minuto de reflexión antes de hacer clic te puede ahorrar más de un dolor de cabeza.

1. La típica historia de Twitter que todos compartimos sin leer.

Recuerdo que en la Facultad de Periodismo nos pasamos casi un año entero aprendiendo a hacer buenos títulos, con gancho, contando lo suficiente pero dejando la miel en los labios a la audiencia… Por ese entonces todos nos repetíamos aquello de “vaya rollo”, pero después entendí que un buen titular –aunque la historia sea mediocre- puede hacer subir tu audiencia como la espuma. Es lo mismo que les cuento a mis alumnos cuando hablamos de Twitter: los 140 caracteres tienen que ser aprovechados al máximo jugando con la psicología de la audiencia receptora para conseguir que lo lean.

Y los malos deben de haber ido también a clase de Periodismo, porque es exactamente lo que hacen cuando buscan víctimas a través de este medio. ¿Cuál es el problema? Que la mayoría de nosotros compartimos un buen tweet, pero no lo leemos en el momento…, nos lo guardamos para después. Si es malicioso, ya está compartido, ya hemos contribuido a su difusión y hemos hecho una buena labor para el cibercriminal que buscaba engañarnos.

Quizá uno de los ejemplos más claros ha sido el reciente tweet que gritaba a los cuatro vientos: “Exclusiva! Justin Bieber a E! online: “Soy gay”” (E! online es un servicio de noticias de celebrities). El tweet fue retuiteado 1.200 veces… y el link era malicioso. Hombre, entendemos que era una noticia imprescindible para la evolución del ser humano ;-), pero…

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Así que si te encuentras con uno de estos titulares, antes de hacer RT o de hacer clic en el link, te recomiendo que te vayas a San Google Bendito, introduzcas el texto del tweet o bien el enlace y que te fijes en los resultados de búsqueda. Si es falso y contiene algo raro, seguro que alguno de nosotros ya hemos dado la voz de alarma. De esta manera, serás consciente de que Justin Bieber no es gay, de que las fans adolescentes del cantante van a dormir tranquilas y tú también, sabiendo que ni te has infectado ni has contribuido a difundirlo.

2. La megahistoria dramática que solo uno de tus amigos ha publicado en Facebook o en Twitter.

Admitámoslo: cuando algo realmente importante sucede, te cansas de ver post compartidos en Facebook o tweets en Twitter sobre el tema. Si la historia es alarmante, dramática (que lo suelen ser), impactante, crucial para nuestra historia o el futuro de nuestro Gobierno, lo más fácil es pensar que es falsa… Claro que también te puedes hacer a la idea de que tu amigo del alma se ha convertido en Snowden II o que ha acudido a la escuela de espías, cosa que no suele suceder.

Lo más normal es que se haya infectado, que sus cuentas en redes sociales hayan sido comprometidas y que, de nuevo, un hecho excepcional convertido en notición llame tu atención habitualmente incitándote a ver un vídeo, para el que te falta un códec de reproducción que tienes que descargar y que cuando haces clic, ya la hemos liado.

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De nuevo, nuestro consejo: copia el asunto del post en cuestión, vete a Google, haz búsquedas y descubrirás que tu amigo sigue trabajando en lo de siempre y no se ha metido a espía ni a paparazzi. Y si al contrario la noticia la ves repetidas veces compartida por varios de tus amigos, en tu timeline de Twitter o en cualquier otro sitio, entonces no lo dudes y cede a tu tentación de ver el suculento vídeo (siempre y cuando no te pida descargarte algo).

3. Dietas milagrosas, cremas que rejuvenecen 50 años o píldoras de la felicidad

Últimamente lo veo por Facebook, lo veo por Twitter, pero también por Instagram. Con el verano, todos nos fijamos en esos michelines de más o en las arruguitas que menos mal que nos las tapan las gafas de sol, pero que evidentemente siguen estando cuando nos las quitamos. O nos entra esa depresión veraniega porque aprieta el calor, porque se acaban las vacas o porque discutimos con nuestra pareja… Así que en estas fechas proliferan los anuncios de dietas que te prometen que perderás 20 kilos en 20 días, de cremas que borrarán las arruguitas de tu cara como con el Photoshop o que te harán caer en un estado de absurda felicidad.

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Eso sí, muy importante: antes de desvelarte la fórmula mágica tienes que hacer clic en el “Me gusta” de la página. Y luego, si tras haberlo hecho, piensas lo bien que puedes estar con 20 kilos menos, con 20 arrugas menos o con 20 años menos de matrimonio y visitas estos sitios, te puedes encontrar con muchas sorpresas:

  • Que el sitio te descargue un regalito a tu ordenador… Bueno, igual pierdes 20… pero megas de información ;-(.
  • Que te animes a comprar cualquiera de los productos, nunca los recibas y tu tarjeta de crédito esté en el mercado negro a la venta por 20 míseros dólares, encontrándote luego sorpresas en tu cuenta.
  • Que para darte la dieta milagrosa te pidan el móvil y automáticamente te suscriban a servicios SMS Premium de tarificación adicional y recibas un sablazo a final de mes… de 20 o 200 €, nunca se sabe.
  • Que adquieras productos ilegales traídos bajo tapadillo que puedan poner en riesgo tu salud o que no te causen más efecto que el placebo que tú te quieras crear.

Te pondríamos muchas más opciones, pero seguro que te las imaginas todas.

Eso sí: si das con uno que te quite los 20 kilos, de grasa o de arrugas, o que solucione tu problemas matrimoniales, oye, dínoslo, que igual montamos un negocio ;P.

4. Las noticias que vienen de fuentes de información que no conoces.

Como siempre decimos, los cibercriminales van a intentar aprovechar cualquier evento reseñable para mezclar su información ilícita con la veraz. Por ejemplo, en el caso del nacimiento del hijo Real de la Corona británica, 23.500 tweets se lanzaron por minuto referenciando la información. Entre todos ellos, muchos tweets fueron emitidos desde cuentas más que dudosas intentando siempre aportar algo más de información que el resto.

Seamos selectivos: si tu fuente de confianza de información es un diario como El País o El Mundo o lo que sea, no hagas clic buscando información en la Agencia de Noticias Pepito S.A., porque lo más probable es que no haya ni agencia ni noticia y que el link te lleve a donde no quieres ir.

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5. Las tarjetas regalo y las de felicitación.

Ay, qué cansinos son algunos con las tarjetitas de regalo o las de felicitación. En el fondo, cuando te las manda un amigo, te da pena decir que no o no hacer clic… Lo mismo pasa con las invitaciones para jugar a juegos que nunca has oído o para utilizar aplicaciones de recordatorio de fechas, por ejemplo. Creo que tengo algo así como unas 200 solicitudes pendientes en mi Facebook (que no pienso aprobar), porque entre otras, nunca sabes cuáles son verdaderas o no y, por otro lado, una no tiene tiempo para andar cotilleándolas todas y seleccionando.

Por partes: las tarjetitas de regalo son muy monas, muy generosas, pero raramente te dan el regalo. En la mayoría de las ocasiones buscan dos cosas: permisos para acceder a tu información personal, tu muro, publicar en tu nombre, conducir tu coche y llevar a tu nene a la piscina, y ya que estamos, algún dato adicional, como tu número de teléfono o tu dirección personal si no la tienes en tu perfil de Facebook. Si tienes suerte, igual un regalo te dan, pero no el que quieres, sino otro en forma de troyanito, por ejemplo. Y de lo prometido… Bueno, te suelen contar una película de vaqueros de un sorteo, o de que se pondrán en contacto contigo o de que “verde las han segaó”. Al final, te quedas sin datos y sin regalo.

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En cuanto a las tarjetas de felicitación, otro tanto de lo mismo. Es mucho mejor que felicitemos a nuestros amigos escribiendo directamente en sus muros que utilizando dudosas aplicaciones. Y si alguien nos envía una tarjeta de felicitación, mejor darle las gracias, no hacer clic, imaginarnos que el mensaje sería algo así tan original como “Felicidades. Espero que cumplas muchos más” y eliminar, de esta manera, riesgos innecesarios.

Como siempre os decimos, contar con un buen programa de seguridad nos ayudará a protegernos en caso de que nuestro amigo nos dé pena y hagamos clic en su post. Y aplicaciones más específicas para redes sociales como ESET Social Media Scanner pueden ser, sin duda, un genial aliado –y gratuito- para proteger nuestro perfil y el de nuestros amigos en Facebook.

Buen jueves, ¡trop@!

Yolanda Ruiz

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