Cuidado con lo que descargamos

La descarga de archivos es una de las actividades cotidianas para los usuarios de Internet. Tanto que cada día se descargan millones de archivos, ya sean programas, ficheros multimedia, documentos, imágenes, etc. Tanta cantidad de descargas requiere de una gestión eficaz y han sido muchas las aplicaciones y protocolos que, a lo largo del tiempo, han sido las preferidas de los usuarios. Si hace unos años los reyes del mambo eran las aplicaciones como Emule y Bittorrent, hoy la tendencia va más encaminada a las descargas directas a través de servicios como Rapidshare o Megaupload, ya que permiten a los usuarios aprovechar al máximo su ancho de banda.

Pero no todo iba a ser tan idílico, habiendo muchas ocasiones en la que el archivo que nos descargamos no se corresponde con lo que buscamos y además trae de regalo algún código malicioso. Ya desde los tiempos en los que Emule era la aplicación por excelencia cuando se trataba de compartir y descargar archivos, era frecuente (y lo sigue siendo a día de hoy) que cuando buscásemos algún archivo muy solicitado como el último estreno en nuestras carteleras, la última canción del cantante de moda o ese nuevo juego que tan buena pinta tiene nos encontrásemos alguna sorpresa en forma de malware camuflado como un crack o codec.

Ahora, tras el paso de Emule, Bittorrent y otros tantos programas y protocolos usados para la descarga de archivos, lo habitual es que nos descarguemos aquello que deseemos utilizando los enlaces que otros usuarios han colgado en diversas webs dedicadas a estos menesteres. De esta forma y usando servicios de almacenamiento gratuitos, nos encontramos con multitud de enlaces que nos permiten descargar grandes cantidades de archivos aprovechando las altas velocidades de conexión de las que disponemos hoy en día.

Pero, ¿quién revisa esos enlaces?, ¿cómo sabemos que no contienen nada que pueda perjudicar a nuestro sistema?. La respuesta es sencilla a la par que preocupante. Prácticamente ninguna empresa de las que ofrecen servicios de almacenamiento de archivos gratuitos se hace responsable de lo que los usuarios almacenan en sus servidores. Por tanto, de la misma manera que podemos descargarnos la película, juego o canción del momento, podemos encontrarnos con códigos maliciosos que, tras ejecutarlos de forma confiada, infecten a nuestro sistema.

Aunque muchos usuarios ya están concienciados de los riesgos que corren cuando se descargan archivos de fuentes no confiables, prefieren asumirlo por los supuestos beneficios que les supone. Paradojicamente, hay muchos casos en los que se busca descargar un antivirus de pago pero que haya sido modificado para que pueda usarse gratuitamente, encontrándonos muchas veces con que esta modificación incorpora algún tipo de software malicioso.

Desde el laboratorio de ESET en Ontinet.com nos gustaría recordar a los usuarios que, si bien los servicios de descarga de archivos han mejorado sustancialmente en los últimos años, debemos ir con cuidado con que nos descargamos. Los creadores de malware son conocedores del uso masivo que se les da a estos servicios y los inundan de códigos maliciosos buscando infectar el mayor número de sistemas posibles. Así pues, lo mejor que podemos hacer tras descargar algún archivo es analizarlo con un antivirus y desconfiar siempre de los programas del tipo crack o generadores de número de serie.

Josep Albors

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