¿Cuánta información de ti le has dado a Barak Obama?

Aún a pesar de la experiencia y de haber vivido muchas cosas, jamás pierdo la capacidad de sorpresa, y he de reconocer que cuando he leído este artículo sobre cómo Obama ha ganado las elecciones, me he quedado boquiabierta (además de que he soltado un exabrupto que no voy a reproducir aquí por decoro ;-). Parece el argumento de una película (y seguro que se hará, no me cabe la más mínima duda), más propio de Minority Report. Pero no lo es. Es real, ha pasado y sin duda va a marcar un antes y un después en dos asuntos que a todos nos preocupa mucho: las redes sociales en general, y Facebook en particular, tienen cada vez más peso en todos los ámbitos de nuestra vida, y nuestra privacidad va quedando, cada vez, más al descubierto…

Si ya lo has leído, sabrás a qué me refiero. Si no has tenido la oportunidad, te hago un resumen.

De cómo Obama ha ganado las elecciones gracias a las redes sociales, por segunda vez

Seguramente todos recordaremos la primera campaña presidencial de Barak Obama, y no solo porque nos sorprendió a todos que el país más poderoso del mundo fuera tener un presidente negro (perdonad, pero el eufemismo de color nunca me ha gustado… al pan, pan, y al vino, vino) sino por cómo se llevó a cabo la ejecución de la misma: explotaron al máximo las redes sociales para conseguir financiación y el apoyo de diferentes grupos demográficos claves para su victoria. Y lo consiguieron. Y a todos nos hizo reflexionar sobre el gran poder que estaban tomando las redes sociales en nuestras vidas… Pero seguramente de eso nos acordamos pocos… Fue hace cuatro años.

Ahora tocaba renovar el mandato… o perderlo. Muchos de nosotros estuvimos siguiendo al minuto todo el proceso electoral, ya que la pelea se prometía seriamente dura, dada la igualdad entre ambos candidatos presidenciales. No sé vosotros, pero yo estuve casi toda la noche pegada a la CNBC y a la BBC, siguiendo el desarrollo de las votaciones. Y sí, cuando cerraron los colegios electorales de los estados del Este, Obama y Romney iban igualados… Muy igualados diría yo. Y en momentos puntuales, el candidato republicano aventajaba al demócrata. La emoción se mascaba en el ambiente (claro, los americanos hacen muy bien la cobertura informativa de los comicios en continuidad).

Pero cuando todo parecía indicar que Obama, cumpliéndose los pronósticos de las encuestas previas, iba a ganar por muy poco, de repente empezó a aventajar a su candidato rival en muchos votos electorales: 20, 30, 50… y al final ganó por más de cien, que conociendo el sistema electoral norteamericano, es mucha ventaja. Nos quedamos pensando… o las encuestas previas estaban muy erradas (que tampoco me sorprendió) o hay algo más que no nos han contado y que ha supuesto un efectivo golpe de efecto. Muy efectivo.

Pues bien…, ya sabemos cuál ha sido el secreto de la campaña de Obama que le ha supuesto renovar su cargo durante cuatro años más: Facebook.

Ya, ya sé… Seguramente estarás pensando “pero cómo va Facebook a decidir el futuro de Estados Unidos”. Pues sigue leyendo…

La Cueva

Según nos cuentan, la campaña de Barak Obama comenzó hace dos años, cuando un misterioso y secretísimo equipo de informáticos y matemáticos se encerraron en un recinto sin ventanas, aislado, en un extremo del ala norte del cuartel general electoral en Chicago del presidente norteamericano. Solo había una persona que estaba al tanto de este secreto, su jefe de campaña, Jim Messina. ¿Y qué hacían en ese cuarto secreto? Pues en aquella sala blindada, una gran maquinaria dirigida por el científico jefe Rayid Ghani trabajaba 24 horas al día, todos los días de la semana, haciendo complejos cálculos y ecuaciones. De vez en cuanto, los técnicos hacían algún viaje a Washington para avanzar de sus avances a Obama y a un reducido grupo de fieles seguidores.

Esa sala blindada se bautizó como La Cueva, y aunque no trascendió ningún dato útil antes de las elecciones, algunos habían oído hablar de ese recinto. Cuando preguntaban sobre ese nombre al portavoz de la campaña, Ben LaBolt, contestaba sonriente que se trataba de “códigos nucleares”.

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Tras dos años de trabajo, llegó el momento de poner La Cueva en marcha: cuando las encuestas daban muy poca diferencia a Obama, cuando el presidente tenía el índice de popularidad más bajo desde 1980 y cuando la tasa de desempleo en Estados Unidos permanecía más alta de lo que ningún presidente de la Casa Blanca había sido capaz de superar desde Reagan. En esta situación, tres días antes de los comicios, y como medida de gestión de crisis sabiéndose que se jugaban la presidencia, decidieron poner en marcha aquello por lo que habían estado trabajando durante dos años.

Como lo ha definido el Financial Times, se trataba de «la mayor máquina política construida jamás en EEUU, con delegaciones establecidas durante más de un año en los estados decisivos y apuntalada por herramientas digitales pioneras«. Lo que estaban haciendo secretamente los frikies encerrados en su cueva era convertir la estrategia presidencial en un poderosísimo ariete informático capaz de manipular las redes sociales en beneficio propio. Y lo hicieron sirviéndose de todos y cada uno de los ciudadanos norteamericanos que tenían perfil en Facebook y ningún pudor a la hora de compartir información privada y personal.

El proyecto digital y pionero

Seguramente te estarás preguntando cómo han conseguido llevarlo a cabo, y cómo Facebook ha sido decisivo en estas elecciones. Pues bien, durante 18 meses, los cerebritos escondidos en La Cueva se dedicaron a unificar todas las bases de datos que habían utilizado en su campaña de 2008. Si eres informático y haces un cálculo mental, llegarás a la conclusión de que hace falta un esfuerzo ingente para poder unificar, procesar, comparar, cruzar, corregir y extraer, finalmente, conclusiones de millones de datos. Todo esto lo hizo un megacerebro artificial más propio de la ciencia ficción.

Una vez que tuvieron toda la información en sus manos, se empleó esta supercomputadora en buscar los perfiles de decenas de millones de electores y en utilizar programas informáticos de predicción de los diferentes estímulos que podrían impulsarles a apoyar a Obama. La mayoría de la información introducida fue la normal: edad, sexo, raza, sitio de residencia, nivel de ingresos, inclinaciones políticas, etc… Pero necesitan algo más para poder completar la jugada: necesitaban tener más información personal de los grupos demográficos que pretendían manipular. ¿Qué tipo de información? Pues sus perfiles de consumo, de aficiones, de preferencias, de gustos, de grupos de amigos, de actividades…

Se preguntaron dónde podrían obtener dicha información… y la respuesta no se hizo esperar: en Facebook. ¿Dónde si no los usuarios nos sentimos libres para expresar nuestros gustos? ¿Dónde no tenemos consciencia clara de la gran cantidad de información privada que estamos compartiendo a través de esta red social? Pues seguramente nosotros no somos conscientes de la gran cantidad de datos de nosotros mismos que estamos dando, pero te aseguro que el equipo de campaña de Obama sí lo supo, y lo explotó, de forma muy efectiva.

Durante meses estuvieron reclutando a voluntarios a través de Facebook. Yo misma recibí una notificación invitándome a sumarme al equipo (que entiendo enviaron de forma indiscriminada). Confieso que en aquel momento pensé que los esfuerzos iban encaminados a la recaudación de fondos para la campaña, como ya habían hecho en las anteriores elecciones. En ese momento lo rechacé por no tener tiempo, pero ahora me arrepiento, sinceramente, porque me habría dado la oportunidad de conocer mejor los entresijos de la maquinaria.

Pero tampoco iba tan desencaminada, porque la primera fase sí se concentró en la recaudación de fondos para la campaña: a base de pequeñas donaciones espontáneas de gente anónima y modesta lograron reunir la ingente cantidad de mil millones de dólares. Y este éxito vino no solo por las campañas enviadas mediante correo electrónico, sino que inventaron Quick Donate, una aplicación web que permitía hacer donaciones en forma de pequeñas cantidades sin necesidad de introducir todos los datos personales y bancarios. Esta idea supuso multiplicar por cuatro las donaciones de la noche a la mañana.

Hasta aquí, nada fuera de su sitio. Tampoco es la primera vez que alguien intenta financiarse a través de la Red. Pero lo bueno viene ahora…

La máquina de conseguir votos

Gracias al megacerebro albergado en La Cueva y al trabajo de los informáticos, se detectaron grupos de votantes indecisos en siete estados donde Obama y Romney estaban totalmente igualados. Se buscaron sus perfiles en redes sociales, principalmente en Facebook, y se les hizo un seguimiento personalizado viendo sus reacciones tras los diferentes eventos de la campaña, como los debates por ejemplo. Es decir: los millones de voluntarios que participaron en la campaña a modo de community managers localizaron perfiles personales en Facebook de los votantes indecisos, les pidieron amistad (y evidentemente, los sujetos del estudio, aceptaron) y comenzaron a monitorizar sus comentarios y reacciones. Contabilizaron en todo momento cómo se iba inclinando la balanza hacia un lado o hacia otro.

Pero no se quedaron ahí… Los voluntarios se habían descargado una app que transmitía automáticamente mensajes (elaborados por sociólogos y psicólogos) animando a sus amigos y conocidos a registrarse para votar, o a participar en un mitin de campaña, o a acudir a las urnas el día de las elecciones, o… El 20% de los que recibían un mensaje vía Facebook hacían exactamente lo que se les pedía, pues al fin y al cabo era la recomendación de un amigo.

Pero hay más… Los novedosos métodos de análisis de perfiles en Facebook les levó a descubrir que para ganar en Florida era necesario atraer a las mujeres de menos de 35 años del condado de Dade. El porqué de algo tan específico lo sabrán estos señores, pero lo que a nosotros nos importa es que gracias a los datos que este grupo compartía en Facebook, y que fue posible localizar gracias a que introducimos nuestra fecha de nacimiento y nuestra ciudad de residencia, se averiguó que eran fieles seguidoras de ciertas series de televisión, como Sons of Anarchy o The Walking Dead. Así que ni corto ni perezosos dirigieron esfuerzos publicitarios en los descansos de dichas series.

También habían identificado que el grupo de mujeres entre 40 y 49 años de la Costa Oeste como crucial para el resultado final, así que analizando sus perfiles en Facebook pudieron saber que estas féminas se morían por disfrutar de una cena en Hollywood con George Clooney. ¿Qué hicieron? Una jugada maestra: Obama organizó una cena con el popular actor y sortearon, entre este grupo, un sitio en dicho evento. Os podéis imaginar… La iniciativa tuvo un gran impacto.

Y también hubo para las chicas de la Costa Este, salvo que en este caso, supieron por Facebook que en vez de George Clooney, su ídolo era Sarah Jessica Parker, así que Obama acudió al apartamento del West Village de la actriz de Sexo en Nueva York para realizar un acto en el que también tuvieron la oportunidad de participar este grupo demográfico en concreto.

Y una más: averiguaron que los usuarios de una popular red social en Estados Unidos, Reddit, eran votantes indecisos. Así que rápidamente se crearon cuentas oficiales (y no oficiales) donde hasta el propio Obama (bueno, seguramente, alguien en su lugar) respondía a los miembros de la comunidad.

De la vulnerabilidad del ser humano…

Si hay algo que evidencia toda esta campaña, que ha sido sin duda muy inteligente, es que el ser humano es muy vulnerable… En su formato real o en su formato digital.

¿Y sabéis qué es lo mejor? Pues que, probablemente, los grupos demográficos mencionados ni sabrán que han sido manipulados. Pero veamos ahora, desde el punto de vista de la privacidad, los datos clave y sensibles de esta campaña y las evidencias que arroja la estrategia puesta en marcha:

  1. Aceptamos solicitudes de amistad de cualquiera. Eso es indudable…, a mí me pasa. Y seguramente, a todos vosotros también. Este hecho en sí mismo no es grave si tenemos suerte y somos conscientes de que hay muchos seguidores entre nuestro círculos de amigos que ni conocemos ni sabemos de dónde proceden. El organizar los contactos en Facebook utilizando la funcionalidad de listas y ser muy escrupulosos a la hora de definir qué contenidos compartimos con quién nos ayudaría a la hora de controlar la información privada que publicamos en Facebook y su difusión. Pero si no lo controlamos, podemos tener problemas. No ha sido el caso en la campaña de Obama, pero uno de esos voluntarios podría ser, en cualquier momento, alguien con otras intenciones más oscuras. Ya hemos visto multitud de ejemplos…
  2. Si alguien nos envía una aplicación, por el mero hecho de que viene de un conocido, la aceptamos en el 20% de las ocasiones. Este hecho ya es conocido… por nosotros y por los cibercriminales. De nuevo, en este caso, no había problema, aunque podría haberse tratado perfectamente de la típica aplicación maliciosa que se autodistribuye simulando provenir de un conocido, que realmente no habría enviado nada.
  3. Damos permisos indiscriminados a las aplicaciones. Si has llegado hasta aquí habrás visto que la llave mágica que le ha valido la presidencia a Obama han sido los datos obtenidos y su procesamiento. La aplicación seguramente solicitaba permisos para recopilar todo tipo de información. Y millones de usuarios le han dado el sí quiero. De nuevo, en este caso no tiene mayor importancia, pero nuestros datos podrían haber ido a manos no tan “oficiales”.
  4. Por último, pero no por ello menos importante, damos mucha información de nosotros sin darnos cuenta. Cosas anodinas a las que no les damos importancia, como el hecho de que nos guste un actor en concreto, puede ser utilizado. Piensa por un momento que si una información tan nimia tiene tanto valor… qué no tendrá el decir a dónde vamos de vacaciones, o si nos han subido el sueldo, o si nos separamos o…

Sinceramente, no me hubiese gustado ser una de las votantes manipuladas en la campaña, porque no me gusta que me utilicen, ni más ni menos. Y menos me hubiese gustado saber que han recopilado minuciosamente información privada para llevar a cabo dicha manipulación. Claro que no podría protestar… al fin y al cabo, esa información la he dado yo, de forma voluntaria, sin que nadie me haya obligado y sin ningún tipo de presión.

Por eso hacemos tanto hincapié siempre en la privacidad. Al igual que sucede con la seguridad, el ser humano suele ser el eslabón más débil, el que comete más errores de forma consciente o inconsciente que provoca que nos pongamos en un riesgo evidente. Y en el tema de la privacidad, sucede lo mismo: muchas redes sociales, y entre otras Facebook, no son muy claras –o todo lo que deberían serlo- acerca de las opciones de privacidad. Pero aquí, una vez más, somos también el eslabón más débil, ya que no tenemos consciencia de hasta qué punto todo aquello que decimos y compartimos a través de las redes puede llegar a tener, tarde o temprano, un impacto sobre nuestras vidas.

Ahora, una cosa sí te voy a decir: si cuando nos toquen las próximas elecciones para la Presidencia del Gobierno español, alguien me invita a participar en un sorteo para una cena con Fito y Fitipaldis, voy a empezar a mosquearme, y me pensaré si elimino mis perfiles en las redes o si convierto mi discurso social en anodino, aburrido e impersonal.

Yolanda Ruiz Hervás 

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